Don Tristón y Doña Angustias compartían la única tijera que había en su casa. La tijera tenía mucho trabajo y estaba aburrida de hacer siempre lo mismo: recortar las malas noticias del periódico. Un día la tijera abrió su boca y dijo:"¡Ya basta de desgracias y calamidades. Quiero ver algo divertido!"
Tristón y Angustias no sabían que la tijera tenía ojos y eso que en ellos metían sus dedos continuamente. Tampoco sabían que la tijera tenía brazos y piernas y que, con la música adecuada, podía ser una gran bailarina de ballet. Tampoco sabían lo que era capaz de hacer si se enfadaba. Lo supieron muy pronto.
Conocí lo que pueden hacer "Unas tijeras" gracias al cuento escrito por Daniel Nesquens e ilustrado por Jesús Sotés: "Este soy yo". Por lo demás: pido perdón a papá y mamá.