Recuento 34

En los tiempos en que se lanzó el Sputnik, el primer satélite artificial de la historia, las gomas de borrar eran un tesoro que muy pocos chicos se podían comprar. Con suerte, los Reyes Magos dejaban a los niños buenos un plumier con un lápiz de madera de cedro y una goma de borrar marca Millán. Lo normal era fabricarse una con miga de pan. Pasaron doce años y el hombre llegó por primera vez a la luna. En ese momento uno de aquellos chavales, Vicente, que no pudo tener una goma Millán empezó a trabajar. Con su primer sueldo, lo primero que hizo fue comprarse una goma de borrar. Cuando era pequeño las gomas eran cuadradas y de colores lisos: verde, naranja, blanco y amarillo. Ahora las había de todas las formas y colores imaginables. Eligió una con forma de satélite. Resultó ser una goma encantada. Si escribías el nombre de un planeta y lo borrabas con ella soñabas que hacías un viaje espacial a ese planeta. Eran sueños tan realistas que Daniel, nieto de Vicente, viajando a Plutón, su planeta favorito, el Día de la Madre, se dió cuenta de que no le había dado un beso a su mamá y regresó, a mitad del vuelo, para cumplir con su corazón.

El cuento Operación J está escrito por Daniel Nesquens e ilustrado por Alberto Gamón. El otro cuento es una historia real como la goma de borrar y la plataforma de lanzamiento.