Una tribu, digamos punkera, ocho jóvenes, cuatro chicos y cuatro chicas, coinciden en el WC. Están sincronizados en un vómito colectivo. Lo consiguen, no sin un gran esfuerzo, hasta quedar exhaustos. Se sientan en el suelo sobre sus efluvios. La situación se vuelve incómoda y me traslado a un sitio menos conflictivo. Hace frío. Las ventanillas están empavonadas. Me siento a espaldas del maquinista. Veo el paisaje sobre los raíles gracias a la acción del limpiaparabrisas… (CONTINUARÁ)