Si concentrásemos toda la masa de la Tierra en una esfera del tamaño de un garbanzo, la velocidad de escape desde este objeto de densidad inimaginable superaría los 300.000 kilómetros por segundo, esto es, el valor de la velocidad de la luz. En este caso sería imposible lanzar un objeto desde su proximidad para que escapase de su gigantesca atracción gravitatoria pues no hay nada que pueda trasladarse más deprisa que la velocidad de la luz. Ni siquiera la luz tendría suficiente velocidad para escapar de la superficie de tan prodigioso garbanzo. Este garbanzo parecería ser un auténtico agujero, pues todo lo que pasase por sus proximidades caería irremediablemente sobre él, y sería negro pues desde allí no podría emanar nada de luz.
Fragmento del artículo Portentosos agujeros negros del astrónomo, Rafael Bachiller, director del Observatorio Astronómico Nacional. Publicado en EL MUNDO, el 30 de noviembre de 2018.
Agujero negro. Detalle de una ilustración de AJUBEL.