Como siempre voy retrasado, mi noche, ahora mismo la una y media, más que de Reyes, en plural, es de rey, en singular: Herodes. Lo trae aquí Salomé de la mano de Juan Domínguez Lasierra. Juan y Juan. Uno va a perder la cabeza, el otro la tiene en plena forma y muy bien conectada al corazón, lo que explica la pureza de una prosa que con ternura, sin rozar ni lo más mínimo lo cursi, nos ofrece un cuento de Navidad que no es un cuento y que evoca a Plácido, ¡Berlanga!, y, ¿a quién no?, historias personales. Por si fuera poco, acabo de abrir mi regalo de Papá Noel (lo de mi retraso es cosa crónica): Salomé de Oscar Wilde ilustrado por Aubrey Beardsley, mi favorito. Un libro extraviado y reencontrado.
Portada de la edición de Libros del Zorro Rojo. Artículo en Heraldo de Aragón