Antes del tranvía, hubo un tranvía que salía a las 06:00 h. de la plaza de la Samaritana y que llevaba a la tropa hasta "la guerra". En la primera parada bajaban las polleras, chicas que iban a desplumar gallinas a PLUMA S. A., eran blanditas y olían a Tulipán Negro y sudor fresco. El resto olía a revuelto de anís con moscatel. Chicos vestidos de caqui. Desde mi casa hasta la parada, andando, me costaba media hora. De la parada al cuartel, otra media hora, si no se salía el trole.
Fernando tenía un 600. Era una alternativa al tranvía. Me costaba dos horas llegar al cuartel y algún arresto, pero merecía la pena. Fernando era el tipo más flemático que he conocido. Ese exceso temperamental, unido a su exquisita educación, hacía que el trayecto se hiciese corto. Hoy he visto su nombre en el periódico, allí donde todos seremos noticia algún día y me he puesto a hacer este recordable.