"...Reconozco a mi izquierda una especie de buzón abierto, lleno de mariposas que alguien capturó y abandonó allí. Hay una que está viva, un maravilloso y atípico ejemplar de Argines nacarado, de alas exageradamente largas donde se funden un verde y un pardo extraordinariamente matizado. Me mira, agonizando con toda conciencia, mientras trato de matarla aplastándole el grueso tórax. Tiene una vida muy resistente. Para terminar, la deslizo en un viejo estuche de cuero rojo con cierre relámpago. Luego tomo conciencia de que durante todo ese tiempo, un hombre que no sé cómo logró pasar inadvertido permaneció sentado a mi lado, a la izquierda, frente a la caja que contiene las mariposas; está preparando una lámina para el microscopio. Nos hablamos en inglés. Él es el propietario de las mariposas. Me siento muy incómodo. Le propongo devolverle el ejemplar nacarado. Rehúsa cortésmente, a regañadientes."
Este fragmento pertenece al diario en el que Vladimir Nabokov anotaba sus sueños.
Escaparate de Redondo, calle Blancas, Ailanthus Zity.