A todos nos sale, en determinadas circunstancias, el prudencio que llevamos dentro. Claret, entre darle gusto al pico o a las alas, se ha decantado por lo primero que además tiene el plus de la compañía.
Ha cambiado la aventura por el alpiste, el corrido por la zarzuela, el miedo por la envidia. ¡Que seas muy feliz, infeliz!