Había una vez un reino que tenía un gran tesoro oculto: un río invisible. En cualquier lugar de la Galaxia darían lo que fuese por tener agua. Pero en este reino, que en otros tiempos dió sus votos por el agua, no querían ni verlo, ni beberlo.
Un día decidieron volver a construir un puente levadizo, como el que ya habían tenido y que luego desmontaron, y las obras sacaron a la luz el río invisible. Los niños no tenían ni idea de que allí hubiese algo semejante. Los jóvenes aprovecharon para pintarlo y los mayores se divirtieron viendo cómo trabajaban los canteros. Los que más se alegraron fueron los gorriones que vivían en los plátanos cercanos... (Continuará)