http://www.elpais.com/articulo/cultura/Lamento/Babel/elpepucul/20090526elpepicul_7/Tes
Del esperanto, pese a su ingeniosa y racional construcción, no cabe sino certificar su fracaso. Sólo un indudable éxito se apuntó su creador, el industrioso doctor Zamenhof. A comienzos del pasado siglo, una empresa americana que se disponía a patentar la primera cámara fotográfica portátil le pidió un nombre para su producto que fuese igualmente eufónico en cualquier lengua. Y Zamenhof acuñó la única palabra de esperanto que todos hemos pronunciado alguna vez: kodak.
Fernando Sabater