La seño escribió en la pizarra, con letra clara y bien grande:
¿Qué te llevarías a una isla desierta?
y nos pidió que contestásemos de uno en uno, que no nos preocupásemos. Que en esta ocasión no había respuestas buenas ni malas. Que nos escucháramos con atención porque luego votaríamos la que nos pareciese más ingeniosa.
Comenzó Daniel: "Yo un tirachinas! Siguió Susana: "Yo una vaca". Marcelino: "Pan y vino". Ralph: "Yo no quiero ir a una isla desierta". Diego: "Valor". Marilyn: "Un ukelele". Juanjo: "La auténtica navaja multiusos. La suiza". Stewie: "¡Un desintegrador atómico!". Lisa: "El libro ROBINSON CRUSOE en un estuche impermeable". Como dijo la seño, todas las respuestas fueron respetadas pero a la hora de votar hubo casi unanimidad, en realidad: todos menos uno coincidieron en el voto. Lisa razonó que "aunque lo que más me apetecía era llevarme el saxofón, en el libro de Daniel Defoe están las recetas de éxito para sobrevivir en una isla desierta". Y fueron felices y comieron regalices.
Este Robinson Crusoe es de Ajubel. Las ranas han salido de los agujeros verdes.