Había una vez un niño cabezudico, cabezudico, que se llamaba Pedrito. Cabezudico no quiere decir que tuviese la cabeza grande que, si te fijas bien en los dibujos de Jesús Cisneros, más bien la tenía pequeñica, pequeñica. Cabezudico, dicho aquí con todo el cariñico quiere decir firme en sus decisiones. Le gustaba aprender todo por sí mismo. No se dejaba llevar por la corriente. Era un tipo diferente. Quería mucho a su mamá lo que no le impidió que cuando le empezó a salir el bigotillo se fue de su casa para conocer el mundo. Este cuento no ha acabado.
Las ilustraciones de Jesús Cisneros pertenecen al libro El pequeño Pedro Saputo, una edición de Félix Romeo de la obra original de Braulio Foz.