Desierto

Muchas llamadas y pocas elegidas. ¿Pocas? Ninguna. No hay cenicienta que calce este zapato. El premio se declara desierto.
¿Pero, es que había algún premio? No, el premio siempre es el propio juego. Y en el desierto, tampoco se está tan mal.
Aquí empieza a no haber color. Me voy a Mis adarmes a ver cómo acaba esto. Este final queda así muy soso.

http://my.opera.com/Adarmes/blog/2011/01/07/cenicienta