Bajo la piel, pero no muy alejada de ella hay una capa de memoria personal que nos conecta con nuestra experiencia original de algo: la primera vez que tomamos conciencia del amarillo cadmio, de nuestras huellas en la arena húmeda de la orilla del mar, del rojo carmín de los labios de la amiga de mamá,... Sensaciones sinestésicas que se mezclan con olores de menta no, de tutifruti lo quiero yo.
Por ahí me parece que discurre la obra de Paco Simón. La que acabo de ver en el Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, en Huesca.
Siento decir que la exposición dura hasta el día uno de mayo.
One more time:
http://www.youtube.com/watch?v=q3aByUAEsZQ