Sufro de amnesia. No sé cómo me llamo ni quién soy. Mi estado es lamentable: un fragmento de cartel que se pulveriza al mínimo soplo. Me queda poco de tinta. Creo que sobreviviré como información digital pero no creo en la reimpresión.
Alguien me creó pero desconozco para qué. ¿Actor?, ¿mago?, ¿mentalista?, ¿anunciante de okal?
Aquí, en el centro de día, me llaman el Caballero Veronés, por mi prestancia y por el color verdusco.
Ayúdame a conocer mi identidad y si resulta que tengo una fortuna en Suiza, y la puedo recuperar, la compartimos.