“…cómo pudo tomar a Isaac en prenda para el sacrificio, dice, "a la manera de un camarero que recoge unas toallas". Kafka imagina a un Abraham que no consigue salir hacia la colina para degollar a Isaac porque siempre tiene cosas que resolver en la casa. Ahora una ventana, luego una tomatera. No logra convertirse en patriarca: la indecisión le impide obedecer. Es un Bartleby.
Parece un esbozo de El castillo que quedó tan inacabado como el Abraham imaginario, pero en la carta usa una frase, "poner a punto la casa", que no figura en el Génesis. Viene de Isaías, cuando el profeta anuncia su muerte a Ezequiel. "Pon a punto tu casa porque morirás y no vivirás más", le dice. Kafka traslada (¿adrede, sin conciencia?) la frase de un libro a otro para que coincida con su Abraham indeciso y hacendoso, tan cabezudamente ocupado con las cosas de la casa que no tiene tiempo para degollar a Isaac.
Es una alabanza de la atonía ante la Ley. Siempre distraídos con las tareas de la casa (un dinero, un hijo, un libro, un fornicio, un partido), olvidamos que la muerte se cierne y de ese modo evitamos tomarnos en serio como carne mortal. Son tiempos de coronavirus y estamos cerrados en la casa donde seguimos poniendo las cosas a punto, en tanto que fuera aúlla la huracanada voz que exige sacrificios y muertes girando sobre nuestro terrado. La actual es una situación excepcional, pero nos ilumina sobre la vida llamada "normal". Si esta vuelve, ¿salimos al mundo o seguimos arreglando la casa? ¿Empuñamos nuestra condición o reparamos un grifo? Cuando acabe la plaga y nos hallemos en un mundo arrasado, ¿Kafka o Abraham?
Publicado el 31/3/2020 con el título: Lección en casa ¿Salimos al mundo o seguimos arreglando la casa? ¿Empuñamos nuestra condición o reparamos un grifo? Cuando acabe la plaga y nos hallemos en un mundo arrasado, ¿Kafka o Abraham? Blog de Félix de Azúa. El País.