El arte no repite las cosas visibles, hace visibles las que no lo son. Esta es la premisa de las obras de José María Cano. El artista español ha pintado una serie de retratos de los Apóstoles en encáustica. La técnica utilizada antiguamente en pinturas egipcias durante el imperio romano y en particular en los rostros de las momias de El Fayum. Cano conoce muy bien la naturaleza de tal lenguaje y nunca ha tenido tentación de domarlo. Si acaso, secundarlo a través de un método que implica intención y elección.
La laboriosa composición de estas imágenes nace de la exigencia de mantenerse asido al riguroso ámbito visivo. De la posibilidad de poder continuamente verificar los pasajes del proceso creativo y de secundarlo mediante el tino adquirido con la destreza técnica.
Fragmento de “Santidad del arte”, artículo firmado por el crítico italiano Achille Bonito Oliva en el que reflexiona sobre el “Apostolado” del músico y pintor José María Cano. Publicado en ABC, 18 abril de 2020. En 1980, oír su nombre me producía hilaridad. Era así de tonto. Hoy, tampoco es que hayamos prosperado mucho. Pero a base de confinamientos parece encenderse una lucecita por ahí.