"El Tao, dice Pu Yen-t’u es un dragón en el cielo; un dragón que siempre se oculta tras las nubes o en la niebla pues, si se mostrase en su desnudez, carecería de misterio. Su infinito poder de fascinación reside en ese aspecto visible-invisible. Por ello, sigue diciendo Pu Yen-t’u, el paisaje debe combinar siempre lo visible con lo invisible."
Fragmento del libro, de Chantal Maillard, La sabiduría como estética. China: confucianismo, taoísmo y budismo. 1995. Editorial Akal.