Era un martes capicúa, 17/1/17. La nieve me obligó a poner las cadenas. Dejé la radio en marcha y las ventanillas bajadas para seguir escuchando Radio Clásica. Me gustaba lo que sonaba y estuve muy atento para enterarme de qué y de quién se trataba. En el momento clave sonó el bocinazo tremendo de un camión y un grito: "¿necesita ayuda?". ¡No, muchas gracias! Hoy he vuelto a oír esa música en un precioso documental rodado en Groenlandia y sí, esta vez he podido tomar buena nota y, también, he recuperado aquel programa que me ha sido servido a la carta. No hay que perder de vista la radio.