Hora de descanso, dice la psicóloga. Se llama Cristina o Susana o algo terminado así. Abre el portalón que da al patio y los gatos están esperándonos. La psiquiatra enjoyada saluda a los animales con su griterío habitual. Mejor, que se quede con los gatos y no vuelva a agobiar soltando la historia de su marido con cáncer terminal que la manipula horrorosamente. Es una de sus palabrejas de psiquiatra desquiciada. Horrorosamente. Terriblemente. Miserablemente. Está como una chota. La psiquiatra.
El texto de este dictado pertenece al libro "Las defensas" de Gabi Martínez y está editado por Seix Barral.