Giorgio Agamben, en su libro La muchacha indecible, habla de una muchacha así. Es la Kore griega (korai son las muñequitas que en las proximidades de un templo eran colgadas en las ramas). Kore está jugando con otras jóvenes cuando Hades la rapta. “Que una joven muchacha que juega se vuelva cifra perfecta de la iniciación suprema y de la consumación de la filosofía (...) he ahí el misterio”. Ella era la figura esencial de los misterios de Eleusis. Sus actos y gestos representaban “un tipo de conocimiento que hemos perdido, un conocimiento que permite a los iniciados mirar su propia existencia de un modo completamente nuevo y más feliz”. GUSTAVO MARTÍN GAZO. El País, 13 de diciembre de 2014.
Hacía días que lo tenía pendiente. La muchacha indecible del Pasaba por aquí 1312 me lo ha recordado.