Andrés Hurtado, el protagonista de “El árbol de la ciencia”, no encuentra faceta alguna en el orbe donde su actividad pueda insertarse. Vive como un hongo, atenido a sí mismo, sin adherencia al medio, sin cambio de sustancias con el dintorno. En nada encuentra solicitación bastante. Creemos un momento que la investigación científica va a absorber, por fin, su íntimo potencial. Mas al punto notamos que si Andrés Hurtado busca el árbol de la ciencia es, no más, para tumbarse un rato a la sombra. Nihil, nihil; el mundo en derredor es un ámbito absolutamente vacío. Y en vista de ello, Andrés Hurtado se suicida mediante aconitina cristalizada de Duquesnel.
El texto de este dictado pertenece al capítulo Ideas sobre Pío Baroja del libro El Espectador I de José Ortega y Gasset y está editado por Espasa Calpe en la Colección Austral.
Vieja edición con el diseño de Attilio Rossi, ¡insuperable!