La fabricación del papel crespón era compleja. Primero se imprimían los textos y los grabados, a partir de modelos tallados en madera de cerezo japonés, en un papel de morena hecho a mano. La pintura se aplicaba en el molde, en un proceso lento que hacía que cada ejemplar fuera único. Luego se humedecían y entre las hojas se insertaban unos moldes rugosos de cartón. El conjunto se comprimía con una prensa de mano entre ocho y diez veces.
El texto de este dictado (que no es precisamente un texto del cuento, sí del libro) pertenece al libro Cuentos del Japón Viejo publicados en Japón por Takejiro Hasegawa en 1914, con ilustraciones de dos de los últimos maestros del ukiyo-e, Kobayashi Eitaku y Suzuki Kason, traducidos por Gonzalo Jiménez de la Espada y editado por C. DE LANGRE/Ocho Islas.