La cremallera bajada de mi zurrón deja ver el libro que estoy leyendo. Es la última novela de Ángel Gracia: Campo rojo. Desconocía la temática del libro y lo he traído a esta excursión campestre porque creía que iba de campo. De campo campo. Lo he pensado así porque ya he excursionado (¿Por qué no existe este verbo y sí incursionar?) en otras ocasiones con las letras de Ángel (Destino y trazo, por ejemplo) y lo he pasado bien. Este campo es un Campo con mayúscula. Es un territorio de paso propicio para una iniciación. Es un libro directo y duro. Sin contemplaciones. ¿Quién se atreve?