Adèl Blanc-Sec vive una terrible pesadilla: es atacada por Pazuzu. Así la vio Tardi. Las de Johann Heinrich Füssli tampoco están mal. Debe ser que se aproxima el Salón del Cómic. Hay que prepararse.
Encuentro simultáneo de un viejo cómic y una estatuilla, que aporta relieve a la cosa, comprada en el Louvre.