Había una vez un árbol, grande, viejo y sabio que nos daba sombra y nos dejaba hacer nidos, darle abrazos y ocultarnos, cuando jugábamos al escondite. Un día, cuando íbamos a jugar con él, nos llevamos un chasco: había desaparecido. ¡Qué tristeza! Tanto lo hemos echado en falta que su recuerdo se ha transformado forma de sombra gracias al arte de nuestros amigos Gerardo y Sera. Otro amigo, Julio Marín, ha tomado fotografías de este y otros sucesos que han acontecido a su alrededor.
http://www.juliomarin.magix.net/todos-los-albumes/!/oa/7222889/
Aquí está Gerardo. Sera está también aquí, pero escondida detrás del tronco.