En el Salón del Cómic, en El Armadillo Ilustrado, encuentro a Juan Berrio que está firmando. Aunque no es novedad y ya lo tenía, compro Calles contadas para que me lo firme porque me gusta mucho este libro. Lo hace y con propina: dibuja su chica parlanchina, la que siempre está hablando por el móvil como la del collage de la entrada anterior.
La ciudad está llena de detalles escondidos.