Conejo vanguardista

Estoy dando muestras de firmeza: hace días que no permito que ningún conejo se cuele en Mis adarmes. Tengo el escritorio lleno de conejos aspirantes a unos píxeles de gloria, pero yo inmutable. Hoy un amigo me ha regalado el catálogo de la exposición La Vanguardia Aplicada (1890-1950). El volumen estaba herméticamente cerrado, retractilado, con poliolefina y cuando lo he abierto ha salido corriendo un lebrel de una campaña de la URSS a favor de la crianza de estos animalitos para el consumo de carne.

Arriba, el vanguardista al que aun le quedan restos de poliolefina. Abajo, un detalle de la maravillosa portada del libro diseñada por Guillermo Nagore Ferrer..