Encuentro este llavero ajeno el mismo día en que he perdido mis llaves. Voy a San Antonio a pedir ayuda para encontrarlas. De regreso, a la entrada del parque Pignatelli, una gitana me ofrece una ramita de romero que rechazo con amabilidad. Insiste y me pide la mano para leerla. Nunca lo he hecho, Esta vez, quizá por los ojazos que tiene, me dejo. "Mi alma, cuida con perder las llaves, solo te quedan cuatro ocasiones". No sé si le he entendido bien o no he querido saberlo. Le he dado dos euros y me he ido un poco mosca.
¿Cuantas veces habrá perdido sus llaves el del botón?