Bonjour, Biqui, bonjour!

Erik Satie conoció a Suzanne Valadon, "la terrible Marie", en el Auberge du Clou, donde él tocaba el piano. Tuvieron una relación de seis meses. Después ella dejó a Satie sin "nada excepto una helada soledad que llena el cerebro de vacío y el corazón de tristeza". Sí mantuvieron una buena amistad.
Erik Satie compuso "Bonjour, Biqui, bonjour!" como regalo de Pascua para Suzanne Valadon pero no se la entregó nunca. La partitura apareció en la casa de Satie después de su muerte.
Suzanne Valadon fue una excelente modelo para importantes pintores y ella también nos legó una obra muy interesante. Con dos fragmentos de ella he confeccionado este modesto retrato suyo. No muestra su belleza, ¡excepcional! pero creo que sí algo de su misterio.

http://www.youtube.com/watch?v=ywkZPTv_CO8