“Yo de pequeño era muy malo, cuando comencé a trabajar en un banco ya no tenía ni padre ni madre, vivía con mi tía, una hermana de mi madre. Me pusieron un tutor. Me escapaba de casa y hacía lo que quería. Mi tía no podía conmigo. El tutor era un militar y un día (tenía catorce años) me cogió y me llevó a la comisaría más negra y cutre que hay en Barcelona, en la calle Unión, de esas que tienen las rejas a ras de la calle. La mesa del comisario era como esa foto famosa de Cartier-Bresson donde hay una lámpara, una mesa de madera, un tipo y un acusado. Me hicieron quitar el cinturón y los cordones de los zapatos. Me pasé la noche en un lugar lleno de humedad.
Si hubiese seguido por ese camino hubiera terminado muy mal.
Pero descubrí la fotografía y me permitió conocer una afición que me hizo ver el mundo de otra manera, porque yo no conocía nada de la vida, sólo conocía mi barrio y cuatro escaparates que veía todos los días cuando iba y volvía del banco.
Siempre que puedo cuento esto a la gente joven.” FRANCISCO ONTAÑÓN
Un pequeño catálogo de Francisco Ontañón:
http://www.galeriartesonado.es/exposiciones/22_F._Ontanon_catalogo_reducido_para_web.pdf