Paseaba por la Gran Vía de Ailanthus Zity y a la altura de la escultura de bronce Complicidad de Alberto Gómez Ascaso he sido atraído por un aroma muy agradable que me ha llevado hasta el número 19 de la calle Fita, a la puerta de la Galería A del Arte. Allí estaba la razón del seductor aroma: una bolsa con membrillos que Montse y Mariano recogieron de la huerta de José Beulas para Julia Dorado. Allí estaba, apoyada contra la pared con todas las obras de la próxima exposición de Eva Armisén. La sala era un paraíso. En él ha aparecido Eva, de la que acabo de colgar un retrato, aquí, en Mis adarmes.