El huevo y la gallina

El huevo y la gallina o Cómo hacer un huevo frito para chuparse los dedos

Hay diferentes recetas para convertir un huevo frito en un plato de gourmet. Todas insisten en la calidad de la materia prima, por supuesto, pero quiero añadir, con una pizca de sal, que el espacio y el tiempo también son factores a considerar.

1.- El huevo fresco, pero de la puesta del día anterior. Ni de hoy ni de anteayer. Aquí está el secreto de su textura, de su firmeza, de que no se rompa.
2.- La gallina tiene que ser feliz, comer gusanicos y granos de maíz, al aire libre.
3.- El aceite, de empeltre, amarillo oro, de la última cosecha. Virgen y molturado en frío.

Se fríe de uno en uno. En un recipiente de un diámetro menor que un palmo y de cuatro dedos de profundidad, que admita abundante aceite para que la inmersión del huevo sea tranquila, sin llegar a tocar el fondo de la sartén.
Se sirve en un plato hondo de loza vieja, blanco y ligeramente mellado.
Se come en el instante. Sin cuchillo ni tenedor. Monjando un buen pan con las manos. Hasta chuparse los dedos.
Maridaje: agua pura, fresca, servida en vaso ancho, de cristal transparente.

Detalle del cuadro Plaza de Anticoli Corrado, de Mariano Barbasán Lagueruela.