He ido a visitar a una de mis chicas malas y como mañana será su 88 cumpleaños le he regalado un cuento*. He viajado en bus. El trayecto era largo pero he tenido la suerte de pillar un asiento, ese tan alto que está a la espalda del conductor, y he aprovechado para releer el cuento y disfrutar de su poesía en textos e imágenes. En este trance se me ha debido de iluminar el aura más de la cuenta y, en un momento en el que he levantado la vista del libro, me he encontrado con la mirada de cada uno de los viajeros. He sacado la cámara para dar testimonio de lo que cuento y a partir de ese momento han mirado para otro lado con disimulo. (CONTINUARÁ)
* “Nada el pensamiento” http://www.4ojos.com/blog/?p=6535