Libros para tocarlos. Libros para pesarlos. Libros para calzar la mesa camilla. Libros para olerlos. Buscando "LA MARMITA MÁGICA", mi añorado cuento de Calleja, he estornudado varias veces y se me ha despejado la cabeza. Si prospera el libro electrónico, ¿dónde habitarán los ácaros? ¿Dónde los pececillos de plata? ¿Qué razones tendremos para estornudar?
Mi amiga, la escritora Teresa Garbí, en la Librería Antígona.