En la noche de Reyes de 1957, yo dormía mientras los Reyes me dejaban mi solicitado "balón de reglamento".
Hoy, en la noche de Reyes de 2011, no duermo. Recuerdo la brecha que me abrí, en la frente, al rematar sobre la costura del dichoso balón de badana. Por allí, por la brecha, entraron a mi cabeza nuevas aficiones como la pintura.