Faltan cinco minutos para las dos de la tarde y los cuatro impacientes que esperamos en la antesala de Atención al Paciente estamos inquietos porque el cartel reza: "Horario de 9 a 14 horas". Nosotros también rezamos: "Pues como a mi no me..." y, de repente, la única persona que quedaba, en la sala de espera de Neumología, rompe a llorar como un niño. Es un hombretón bien plantado. Sus enormes manos cubren su rostro. Los impacientes nos hemos olvidado de nuestros problemas.
-"Parece mentira, ¡un tío tan fuerte!".
-"Sí, pero el pez chico también se come al pez grande".
No sé si había intención en el equívoco refrán, pero se me ha quedado grabada la imagen.
A Cano, quien lo hubiera contado con más gracia.