Adrián, hijo de Haliz, prospera en su conocimiento del español. En otras cosas, es más difícil. Ambos forman un equipo infatigable de búsqueda de chatarra. No tienen tiempo de leer noticias. No sé si decir ¡menos mal!, expresión que no me gusta, cuando leo artículos como "Pobres entre ricos" de Miguel Ángel García:
http://blogs.rtve.es/desdeberlin/2010/1/20/pobres-entre-ricos