Después de un banco de peces, Cardumen, en la entrada anterior, un banco humano. El mobiliario en general, y el urbano en particular, debe de ser funcional. Tiene que servir para lo que está pensado. Si además es bonito, estupendo. Si armonioso con su entorno, fetén.
El banco, asiento en el que pueden sentarse varias personas, ha sido un mueble muy poco ergonómico. En los paseos, plazas y parques públicos, el banco tiene gran demanda social, especialmente por las personas de mayor edad y anatomía más trabajada.
Me he alegrado ver este banco tan curvilíneo, sin aristas vivas que corten la circulación de las femorales, cerca de donde pasea Sinesia para que, cuando termine sus ejercicios de gimnasia, se pueda sentar cómodamente a ver pasar a los ciclistas por su nuevo carril, en las proximidades de la Estación Delicias, de Zaragoza.