Amores

En otoño, la enredadera le presta sus vistosas flores al ailanto, le perfuma y le abraza. Le cubrirá con su verde en el invierno, cuando esté desnudo, y le cantará una nana para que duerma y duerma y duerma... hasta que se quede viuda y viva, viva, viva, como la reina del bosque.

http://www.luispaniagua.com/audiciones/19990101.mp3