Blecua

El profesor José Manuel Blecua Teijeiro se reservaba para las clases magistrales. La primera de ellas transcurrió sin que me enterase absolutamente de nada de lo que dijo. No porque no oyese bien, ni porque no fuese interesante lo que explicaba. Sencillamente, me quedé fascinado por algo que llevaba en el oído sujeto a un cordón que se introducía en uno de sus bolsillos interiores de su chaqueta. Al poco, descubrí que aquello era un sonotone. ¡Siempre se aprende algo!
Hoy, en el barrio de La Paz, de Ailanthus City, un Instituto de Enseñanza lleva su nombre. Él estaría orgulloso de su biblioteca.