La Marmita Mágica 3

La Marmita Mágica desapareció un día y con ella todos los recuerdos mágicos del niño. El niño dejó de ser únicamente niño y se puso a trabajar y formó una familia con una buena mujer que había sido princesa en China. El poco tiempo libre que tenía el hombre lo dedicaba a no hacer nada y a buscar La Marmita Mágica. Un día como hoy, faltando nueve para ser Reyes, se encontró con Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes le dieron un paquete de 145x105x16 que empezó a transformar su percepción.
Si quieren saber cómo se llamaba el niño y cómo se llama el hombre, lo van a tener difícil porque su nombre no es fijo, es un cifra cambiante que roza el infinito y que resumiremos con dos letras "LM", sí ele eme, como los cigarrillos. Aunque también atendería por "ML" y la combinación de estas consonantes con cualquiera de las 17.365 vocales que se utilizan en las diferentes hablas del universo conocido. Han leído bien, Diecisietemiltrescientassesentaycinco, 17. 360 más las cinco que sabe hasta el borrico.

La Marmita Mágica 2

Había una vez un niño que leía Cuentos de Calleja en una aldea del Japón. Un poblado de hilos cobrizos. Una colcha sobre la que viajaba más que Aladino. Porque tenía una Marmita Mágica que le iluminaba más que una Lámpara Maravillosa. O así le parecía a él.

Calleja

Papá Noel ha pasado de largo sin traerme los Cuentos de Calleja en color. Escribo, ahora, a los Reyes Majos, para que me traigan "La marmita mágica".